Casas de escritores: un itinerario por la geografía íntima de grandes autores argentinos Posted in: Escritores
Con visitas guiadas organizadas en algunos casos por los propios familiares -como en el caso de los nietos de Ernesto Sábado que reciben los sábados a los interesados en descubrir el santuario mítico donde el autor de “El túnel” y “Sobre héroes y tumbas”-, en Buenos Aires se concentran varias casas museos que permiten escudriñar las insospechadas conexiones entre obra y biografía que se generaron en los espacios que habitaron Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Ezequiel Martínez Estrada y Ernesto Sábato.
La casa de Jorge Luis Borges en Adrogué
Ubicada en esta localidad del conurbano bonaerense, la Casa Borges fue inaugurada al público el 18 de octubre de 2014 en Adrogué. Se trata de la única casa que se conserva en pie de todas en las que residió el autor de “El Aleph”.
En este chalet pequeño con jardín construido en la década de 1940 que perteneció a la madre del escritor Leonor Acevedo Suárez, los Borges pasaban los veranos. Tiene dos habitaciones y un jardín con murales alegóricos pintados por artistas y se ubica frente a la plaza Brown de Adrogué, en el casco histórico. En 1953 fue vendido para comprar un departamento a Norah, hermana del escritor, pero el autor de “Ficciones” solía volver de visita.
“En cualquier lugar del mundo en que me encuentre, cuando siento el olor de los eucaliptos, estoy en Adrogué”, aseguró una vez el narrador y ensayista. La propiedad fue expropiada por el municipio en 2011 para dedicarlo a una casa museo y depende del Instituto de Estudios Históricos y Patrimonio Cultural de Almirante Brown. En su interior hay fotografías, se proyectan videos y fragmentos de textos que remiten al tiempo de la estancia de Borges en Adrogué y la íntima relación con la geografía arquitectónica de sus calles y casas y los árboles.
La Casa Museo Ernesto Sábato en Santos Lugares
La visita a esta propiedad, ubicada precisamente en la calle Ernesto Sábato 3135, ofrece un recorrido por la vida y obra del autor de “Sobre héroes y tumbas”. Sus nietos realizan visitas guiadas los sábados, con reserva previa para dar cuenta de su legado.
Fue inaugurada como museo en 2014 por gestiones de su hijo Mario y familia, tras su restauración, como “museo vivo”.
La propiedad fue construida como estudio de filmación por el pionero del cine argentino Federico Valle, quien en 1944 se la alquiló a Sabato (1911-2011) y se quedó viviendo en el sótano de la propiedad. El narrador la compró finalmente en 1963.
La casa y el parque, que pasó a ser agreste por decisión del escritor, fue fuente de inspiración para obras como el “El túnel” (1948), y “Sobre héroes y tumbas” (1961).
Los espacios íntimos, la biblioteca con los libros que leyó, los espacios donde escribió, el jardín de atrás -antes cuidado por su esposa Matilde- y el mobiliario, son acompañados por documentales.
Se puede consultar sobre las visitas en Facebook, que se realizan los sábado de 13 a 17. También en esta página de Facebook se puede hacer un recorrido 360º.
La casa de Ezequiel Martínez Estrada
En Bahía Blanca, se encuentra ubicada sobre la avenida Alem 908 el chalet donde residió hasta 1964 -año en el que falleció-, el escritor santafesino Ezequiel Martínez Estrada. La vivienda, que funciona como museo, cuenta con una archivo histórico reconocido por el Archivo General de la Nación.
Se trata de un chalet de estilo americano de dos plantas, con tejas españolas, en un terreno de 400 metros y fue construida por el arquitecto Manuel Mayer Méndez en 1949. Declarada patrimonio municipal, fue comprada en esa fecha por el escritor, ensayista y poeta al mudarse a Bahía Blanca luego de su jubilación como profesor del Colegio Nacional de La Plata.
El autor de “Radiografía de la pampa” nació el 14 de septiembre de 1895 cerca del río Carcarañá, en San José de la Esquina, Santa Fe. Marta Susana Ramírez, a cargo del archivo del escritor y de la Casa Museo de la Fundación, señaló que la casa no se construyó para él “pero la compró y fue su primer habitante”.
“Martínez Estrada llega a Bahía Blanca para instalarse definitivamente en 1949 y muere en noviembre de 1964 en esa misma casa”, contó la mujer. Y acotó: “Los visitantes que llegan se encuentran con sonidos de pájaros, de música, es decir, las vivencias de él y de su esposa”.
La residencia de Victoria Ocampo en Mar del Plata
En plena pandemia de coronavirus, la casa de Villa Victoria Ocampo en el corazón del barrio los Troncos de Mar del Plata, abrió sus puertas esta temporada bajo estrictos protocolos y aforos para evitar la propagación del virus.
Este patrimonio, que donó en vida Victoria Ocampo a la Unesco y luego en 1981 compró la municipalidad de General Pueyrredón se convirtió en un centro cultural donde año tras año pasan centenares de artistas y miles de turistas que visitan el mobiliario de una de las escritoras más emblemáticas de la Argentina.
Durante esta temporada, el espacio está abriendo sus puertas de miércoles a lunes, de 17 a 20, con la posibilidad de recorrer tanto el interior de la casa como los jardines.
“Tenemos un aforo de 10 personas para esta actividad, con un sentido único de circulación, donde se recorre la casa, sus habitaciones y pueden ver el mobiliario original, la habitación de Victoria Ocampo”, indicó Milagros, de la secretaria de Cultura de Mar del Plata.
En su recorrida se puede observar en vitrinas pueden ejemplares de la revista Sur, que Ocampo fundó en 1931.Otra de las actividades que se lleva a cabo este verano, los miércoles desde las 18, es un espectáculo donde la actriz marplatense Mónica Pari, personifica al ama de llave de la escritora.
El Museo Almafuerte y el Palacio López Merino
En la ciudad de La Plata se destacan dos espacios culturales vinculados con escritores emblemáticos: uno es el Museo Almafuerte y el otro el Palacio López Merino, convertido en un Complejo Bibliotecario. Ambos dependen de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de La Plata y conforman parte del patrimonio cultural de la capital bonaerense, ligado a la vida de los dos escritores.
El Museo Almafuerte, ubicado en calle 66 entre 5 y 6, funciona en la casona en la que el escritor pasó los últimos diez años de su vida y sintetiza la obra del autor de “A la libertad” y “Piú avanti”.
Fue declarado como primer Monumento Histórico Nacional de la ciudad de La Plata en 1961 y Monumento Histórico de la Provincia y de la Nación. El Museo y su propuesta cultural son un homenaje al artista y promueven la consolidación como patrimonio público el lugar donde el poeta plasmó su acción literaria y humanística.
Almafuerte fue un poeta comprometido con la problemática social de su época que murió en La Plata en 1917. Su verdadero nombre era Pedro Bonifacio Palacios, nació en San Justo, provincia de Buenos Aires, en 1854 y ejerció la docencia durante la presidencia de Sarmiento, pero fue dejado cesante en represalia por las críticas al gobierno que expresaba en poemas publicados por el diario El Pueblo.
Para Susana Scorians, coordinadora del museo, Almafuerte se destacó por ser un hombre “que pensó en la condición de los seres humanos desposeídos que no tenían un lugar de reconocimiento en la sociedad, en los desamparados, y lo plasmó en su obra literaria”.
En el Museo se exhiben manuscritos, fotografías, dibujos, libros, periódicos, escritos sobre su obra, muebles y otros objetos que formaron parte de la vida del poeta. En el fondo de la propiedad todavía se puede ver el horno de barro donde cocinaba para niños y vecinos a quienes también les incorporaba los primeros pasos para aprender a leer y escribir.
En tanto, el Palacio bibliotecario Francisco López Merino que funciona en calle 49 y diagonal 74, fue inaugurado en 1911 y declarado patrimonio histórico de La Plata en 1985, ofrece tres bibliotecas: Biblioteca Central (universitaria), Biblioteca Almafuerte (juvenil) y la Biblioteca María Elena Altube (infantil).
“El Palacio fue cuna de la infancia de Panchito, hijo de Toribio López y América Merino, que nació en 1904, año en que sus padres se mudaron a dicha casona”, explicó Luisa Ramírez, coordinadora del lugar. Se trata del primer poeta platense en consagrarse nacional e internacionalmente, que brilló siendo casi un niño, y el lugar influyó en su obra.
La casa de Ricardo Rojas
Convertida en museo en 1958 la Casa-Museo Ricardo Rojas está situada en Charcas 2837 (ciudad de Buenos Aires)y fue encargada por el escritor al arquitecto rosarino Angel Guido.
Allí vivió el ensayista y político radical desde 1929 hasta su fallecimiento en 1957 junto a su esposa Julieta Quinteros. La obra arquitectónica encarna el pensamiento americanista y nacional del intelectual expuesto en su su libro “Eurindia” (1924) y otros trabajos de quién fue también rector de la Universidad de Buenos Aires (1926-1930).
Su viuda donó todo su patrimonio al Estado, cumpliendo con el deseo de Rojas de convertir la casa en museo y biblioteca. En 1958 fue declarada Monumento Histórico Nacional.
Con un estilo neocolonial resume en su arquitectura la fusión hispanoamericana con el barroco americano, que interpretó el ideario americanista e indigenista de Rojas. Un ejemplo de ello es la biblioteca incaica con revestimiento de piedra labrada, el friso que refiere a la puerta del sol de Tiwanaku y el monolito Ponce (Bolivia), así como las guardas de iconográficas prehispánicas.
La casa museo ofrece una biblioteca y hemeroteca que puede ser consultada, con más de 25 mil volúmenes, algunos autografiados y otros de ediciones importantes, con una selección de literatura argentina, hispanoamericana y española; así como un archivo documental cercano a 100 mil documentos con manuscritos originales.
En el interior del país:
A lo largo y ancho del país, las casas en las que vivieron destacados escritores y artistas, como Olga Orozco en La Pampa, Horacio Quiroga en Misiones, Barbarita Cruz en Jujuy o Manuel Mujica Láinez en Córdoba, funcionan como museos que preservan la memoria de sus obras y apuestan por inscribir esos legados en relación con sus geografías y culturas, como tradición y tributo a quienes produjeron o pensaron desde esos lugares pero también como gesto por construir lazos comunitarios.
¿Qué conexión ocupa la experiencia hogareña, el recuerdo de la infancia, el sabor y sonido de una tierra, la elección del sitio donde vivir, con la obra de las y los artistas? ¿Hablan sus creaciones de un tiempo, una historia, una forma de mirar anclada en lo local? Los versos de un poema de Leopoldo Lugones, cuya casa natal está en Villa de María de Río Seco, en la provincia de Córdoba, lo dicen un poco así: “Al pie del Cerro del Romero nací. / Y esto es todo cuanto diré de mí. / Porque no soy más que el eco. / Del canto natal que traigo aquí”.
Declarada Monumento Histórico Nacional, la casa natal del escritor y político Leopoldo Lugones fue convertida en un museo donde se conservan algunas de sus pertenencias, ejemplares de sus obras y fotografías. Está compuesta de tres amplias habitaciones y un salón de ladrillos coloniales, y en el frente se destaca, a la izquierda de la puerta principal, una mayólica de homenaje realizada por Fernando Arranz en el año 1939.
En esa vivienda de la calle Cautivita de Villa de María de Río Seco, el poeta, cuentista, novelista y periodista, autor de “La guerra gaucha” y “Odas seculares”, pasó los primeros años de su vida luego de su nacimiento en 1874, y falleció en Buenos Aires a los 64 años (1938), tras posicionarse como uno de los escritores más reconocidos y referente del modernismo literario en el país.
En la misma provincia, en el Valle de Punilla, está la casa museo del escritor Manuel Mujica Láinez, una gran casona de estilo español donde vivió desde 1964 hasta su muerte en 1984 y sobre la que el autor escribió su libro “El Paraíso”, un “resumen de su vida” en relación a ese hogar por el que manifestó estar orgulloso de haber entregado como primer pago 600.000 pesos provenientes del premio literario Forti Glori.
“Pude ir a vivir a Florencia o a Rambouillet, pero compré en cambio una casa en Córdoba porque creo que al país propio hay que sentirlo, juzgarlo, padecerlo, gozarlo, para no abandonarlo. Hay que vivir y crear en el país de uno”, escribió Mujica Láinez sobre la casa devenida museo que conserva sus colecciones, sus libros, sus notas, su máquina de escribir y su lapicera. “Quien recorra este sitio se asoma a mi corazón y a mi memoria”, dijo también.
Como una forma de abrir las puertas de la infancia de la poeta Olga Orozco (1920-1999), en 2019 reabrió su casa en Toay, La Pampa, un espacio cultural que invita a reencontrarse y conocer la obra de la poeta a partir de un recorrido interactivo que reconstruye parte del mobiliario, su biblioteca personal y lo conecta con su poesía para activar nuevos sentidos. Además, la casa museo ofrece un programa educativo con propuestas relacionadas al lenguaje, que recuperan la singular impronta de la poeta.
Sobre ese latir de los lugares que fueron residencia, Orozco escribió un texto: “Con sol en Piscis y ascendente en Acuario, y un horóscopo de estratega en derrota y enamorada trágica, nací en Toay (La Pampa), y salí sollozando al encuentro de temibles cuadraturas y ansiadas conjunciones que aún ignoraba. Toay es un lugar de médanos andariegos, de cardos errantes, de mendigas con collares de abalorios, de profetas viajeros y casas que desatan sus amarras y se dejan llevar, a la deriva por el viento alucinado”.
Otro gran escritor, que trascendió su nacionalidad y su tiempo, es el uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937). Se instaló en Misiones y allí un museo provincial lleva su nombre, también conocido como Casa de Horacio Quiroga en la ciudad de San Ignacio, que funciona como centro cultural, artístico y social. A orillas del río Paraná y rodeada por una exuberante vegetación, la casa está originalmente construida con piedras y madera nativa, rodeada de tacuarales.
El lugar le sirvió de inspiración junto a su entorno selvático y los personajes de la tierra misionera para desenlazar apasionantes historias en su libro “Cuentos de la Selva”, publicado en 1918 en Buenos Aires. Allí se conservan objetos de uso doméstico, muebles, fotografías, herramientas, vajilla y papeles manuscritos de uno de los mejores cuentistas latinoamericanos, e incluso sensaciones de presencias oscuras, de esas mismas que inundan las hojas de Quiroga.
En Santa Fe, la casa del poeta Julio Migno (1915-1993) en la localidad de Cayastá, es sede desde 2009 de la fundación que lleva su nombre y de actividades relacionadas con la cultura de la costa santafesina, zona geográfica y social a la que el escritor dedicó su obra. El lugar, ubicado a la vera del río San Javier y conocido como Punta Cayastá, funciona como museo y alberga la biblioteca y las pertenencias del autor.
La obra literaria de Migno, editada a lo largo de más de 50 años, está a resguardo a través de charlas, talleres con docentes de nivel terciario, encuentros en bibliotecas públicas y en variados espacios comunales. La relación entre la producción del autor y la geografía es estrecha, ya que Migno centró buena parte de su obra en la idiosincrasia de la zona costera, el islero, el criollo, el lugareño, sus particularidades y sus pesares.
La localidad correntina de Caá Catí convirtió en museo la casa de sus dos poetas más reconocidos, David Martínez y Juan Carlos Gordiola Niella. A unos 135 kilómetros de la capital provincial, sus casas son espacios que exhiben objetos y libros de los poetas, relatan sus historias y recorren sus obras tan ricas para la cultura local como lo es la lírica correntina de la que Gordiola Niella es uno de sus fundadores.
En Villa de Merlo, ubicada a 180 kilómetros de la ciudad de San Luis, se encuentra la casa del poeta Antonio Esteban Agüero, lugar donde se resguardan las obras y vida de unos de los escritores predilectos de la provincia. El lugar es un centro atractivo para los visitantes, donde se encuentran documentos, cartas, obras pictóricas con sus textos, fragmentos de sus escritos, premios nacionales y provinciales que recibió por sus libros.
En la misma provincia, está el Museo de La Poesía, ubicado en la localidad de la Carolina, a 80 kilómetros de la capital puntana y construido en honor a Juan Crisóstomo de Lafinur, polifacético hombre que fue filósofo, poeta, periodista, educador, pensador y jurisconsulto nacido en 1797. El complejo donde está emplazado el museo incluye varios sectores, entre ellos, las ruinas de la casa natal y el Laberinto del Sol de Piedra en homenaje a Jorge Luis Borges, que fue sobrino bisnieto de Lafinur.
En la ciudad de Neuquén se inauguró, en diciembre del 2016, la “Casa Museo y Espacio Cultural Dr. Gregorio Álvarez”, en honor al médico, investigador y escritor neuquino nacido en 1889, que como autor realizó importantes aportes culturales, históricos, geográficos, toponímicos, folclóricos y “fue un pionero en la dramaturgia en la Patagonia e indudablemente en la Argentina también”, definió Raúl Mansilla, director de Investigación Histórica del Ministerio de las Culturas de Neuquén.
La casa museo de este autor que “se dedicó a la poesía y a divulgar todo lo que es el quehacer de la cultura popular de la norpatagonia fundamentalmente en Neuquén” -como lo describió Mansilla- se encuentra ubicada en el centro neuquino y fue la última morada de Álvarez, quien manifestó en su testamento la voluntad de que fuera destinada a fortalecer la memoria histórica de la provincia, tal como agregó por su parte Ayelén Cuevas, a cargo de Investigación, resguardo y divulgación del patrimonio histórico de espacio.
En Purmamarca, Jujuy, la antigua casa de la maestra, artesana y escritora Barbarita Cruz, fallecida en 2016, fue objeto de trabajos de restauración con el fin de conservar su legado cultural que se traduce en coplas, artesanías y pinturas. La casa, que data de 1870, está ubicada en el casco histórico del pueblo, a pocos metros de la iglesia y sus familiares llevan adelante un proyecto para “recuperar la memoria de Barbarita”. La casa de Cruz fue visitada por artistas como Miguel Ángel Estrella, Jaime Torres, León Gieco y Eduardo Galeano.
“Todavía faltan clasificar y rotular muchas cosas, hay artesanías, piezas arqueológicas mezcladas con piezas históricas. Tiene libros de coplas en su biblioteca”, indicó la sobrina de Barbarita, Susana Pariente, quien explicó que en la casa se realizaron trabajos para recuperar fachada, interiores, patio, puertas, marcos, pisos y techos. La edificación cuenta con cuatro habitaciones destinadas a huéspedes para ser habilitadas (otras tres resta terminar su construcción) y todas mantienen el estilo de la antigua casa, con ventanas alargadas, cortinas de lienzo, mobiliario de la época y baño privado en cada una.
El 3 diciembre pasado, día en que Barbarita cumpliría 98 años, se inauguró el ala de la casa que da a la calle Lavalle, y se realizó una muestra de cerámica. Barbarita Cruz fue distinguida en el 2005 con la Orden de Mayor Notable Argentino en el Congreso de la Nación y en el 2007 fue declarada “Tesoro Humano Vivo” por la Unesco en base a su incansable labor en defensa de identidad cultural de su pueblo.