Pérez-Reverte vuelve con una novela sobre el Cid Campeador Posted in: Novedades

Tras la exitosa serie «Falcó», Arturo Pérez-Reverte se aleja de la historia contemporánea para viajar hasta el siglo XI en su nueva novela, «Sidi», que llegará a las librerías el 18 de septiembre simultáneamente en todo el territorio de la lengua española.

«Sidi» es una historia de exilio y frontera, de lucha por sobrevivir en un territorio hostil, indeciso y de fuerzas encontradas. Narra la aventura de un guerrero que, obligado al destierro, cabalga para buscarse la vida con una hueste que lo respeta y lo sigue. Su carácter y sus hechos de armas lo convertirán en una auténtica leyenda viva.

Como ya ocurriera con novelas anteriores como «Hombres buenos» o «El club Dumas», en «Sidi» Arturo Pérez-Reverte sumerge al lector en la Historia, uno de los temas más celebrados de su universo literario. Además, lo hace en uno de los episodios fundacionales de la historia de España: el del Cid Campeador.

El ambiente en el que se mueve la novela se resume muy bien en este extracto: «El arte del mando era tratar con la naturaleza humana, y él había dedicado su vida a aprenderlo. Colgó la espada del arzón, palmeó el cuello cálido del animal y echó un vistazo alrededor: sonidos metálicos, resollar de monturas, conversaciones en voz baja. Aquellos hombres olían a estiércol de caballo, cuero, aceite de armas, sudor y humo de leña. Rudos en las formas, extraordinariamente complejos en instintos e intuiciones, eran guerreros y nunca habían pretendido ser otra cosa.

Resignados ante el azar, fatalistas sobre la vida y la muerte, obedecían de modo natural sin que la imaginación les jugara malas pasadas. Rostros curtidos de viento, frío y sol, arrugas en torno a los ojos incluso entre los más jóvenes, manos encallecidas de empuñar armas y pelear. Jinetes que se persignaban antes de entrar en combate y vendían su vida o muerte por ganarse el pan. Profesionales de la frontera, sabían luchar con crueldad y morir con sencillez. No eran malos hombres, concluyó. Ni tampoco ajenos a la compasión. Sólo gente dura en un mundo duro».